El Hara, centro vital del hombre, publicado en 1953, es sin duda uno esos libros que hay que leer con calma, saboreando y tomando conciencia de toda la enseñanza que atesora, para luego ponerlo en práctica. A través de sus páginas, Karlfried Graf Dürckheim, nos invita a adentrarnos en el fascinante mundo de la conexión entre el cuerpo y el espíritu, y a descubrir el poder del hara desde una perspectiva oriental, fusionando la psicología occidental con la sabiduría zen y taoísta.
Índice
El hara es el centro de gravedad, el punto de equilibrio y enraizamiento en el cual se funden el cuerpo y el espíritu
Karlfried Graf Dürckheim
Dürckheim, psicoterapeuta y maestro espiritual alemán, ha conseguido influir con su libro y su enfoque holístico en campos como la psicología transpersonal y el crecimiento personal. Y es, a fecha de hoy, una lectura imprescindible de autoayuda y autoconocimiento. Ya que «El Hara» ofrece una perspectiva única sobre la búsqueda de la autenticidad y la autorrealización a través de la integración de cuerpo y mente.
Descubriendo el Hara: Integrar Cuerpo y Espíritu
El autor nos insta a reconocer que nuestro cuerpo no es simplemente una cáscara que contiene nuestra mente y espíritu, sino una parte esencial de nuestra existencia. El Hara, «vientre» en japonés, está situado en el abdomen, y es el lugar donde se fusionan nuestras energías físicas y espirituales.
Dürckheim nos ayuda a conectar con nuestro Hara, a sentirlo como un centro de energía que irradia desde nuestro núcleo. Nos invita a practicar la atención plena en la respiración hasta la meditación y la consciencia corporal.
Una de las frases más impactantes del libro es:
«El Hara es el principio de toda vida, el principio de la voluntad que gobierna el cosmos, el principio de la energía que anima todo lo que existe».
Esta afirmación nos recuerda que el Hara no es simplemente un concepto abstracto, sino una fuerza fundamental que impulsa todo en el universo. Al conectarnos con nuestro propio hara, nos alineamos con esta fuerza universal y encontramos una mayor claridad y propósito en nuestras vidas.
Cuando el cuerpo está en sintonía con el hara
Un cuerpo en sintonía con el «Hara» se caracteriza por una serie de aspectos físicos y posturales que reflejan la conexión profunda entre el cuerpo y el centro de energía del Hara:
- Postura erguida pero relajada: Un cuerpo en el Hara tiene una postura que es erguida pero no rígida. La persona se para o se sienta con la espalda recta, pero sin tensión excesiva en los músculos. La postura refleja un equilibrio entre la firmeza y la relajación.
- Respiración abdominal profunda: La respiración es profunda y se origina en el abdomen en lugar de ser superficial en el pecho. Esto significa que el abdomen se expande y se contrae con cada respiración, sin levantar los hombros.
- Movimientos conscientes: Los movimientos son conscientes y deliberados. Cuando una persona en el Hara se mueve, lo hace de manera coordinada y consciente, en lugar de realizar movimientos automáticos o descoordinados.
- Sensación de enraizamiento: La persona siente una sensación de enraizamiento en su abdomen, justo debajo del ombligo, donde se encuentra el Hara. Dürckheim destaca, además, la importancia de sentir una conexión con la tierra a través de los pies.
- Autenticidad y presencia: Una persona en el Hara se experimenta a sí misma como auténtica y presente en cada momento. No se siente atrapada en pensamientos obsesivos o en la búsqueda constante de validación externa.
Aquel que tiene control sobre el Hara puede aceptar el mundo tal como es, no se rebela contra el destino y ve una misteriosa armonía en todo. Se menciona que rebelarse contra la realidad lleva al sufrimiento, y el sufrimiento indica una separación de la Gran Unidad. El objetivo final de adquirir el Hara es descubrir y seguir la vía que subyace en todo lo que existe.
¿Cómo saber que no estamos en nuestro centro vital según el autor del libro?
Según Karlfried Graf Dürckheim, existen señales que indican que no estamos en el «Hara» o que hemos perdido la conexión con este centro de energía vital. Estas señales son indicativas de estar atrapados en la mente y la superficialidad en lugar de estar arraigados en el cuerpo y la autenticidad:
- Tensión y estrés: Sentir tensión constante en el cuerpo, especialmente en los hombros, cuello o espalda, es un indicio de que no estamos en el Hara. Esta tensión es el resultado de una mente agitada y desequilibrada.
- Pensamientos obsesivos: Cuando la mente está llena de pensamientos obsesivos, preocupaciones y rumiaciones, es difícil estar en el Hara. El Hara implica un estado de calma y quietud mental.
- Desconectados de lo emocional: Si nos sentimos desconectados de nuestras emociones o las reprimimos en lugar de experimentarlas plenamente, estamos fuera del Hara. El Hara implica una integración completa de las emociones.
- Vivir en el futuro o el pasado: Si nuestra mente está constantemente enfocada en el futuro o atrapada en el pasado, en lugar de estar en el presente, estamos desconectados del Hara. Uno ha de estar en el momento presente.
- Falta de presencia y autenticidad: Si actuamos de manera automática, sin una profunda consideración de nuestras acciones y decisiones, es probable que estemos lejos del Hara. El Hara requiere una presencia consciente y autenticidad en cada momento.
- Buscar validación externa: Si buscamos constantemente la aprobación y la validación de los demás en lugar de confiar en nuestra propia sabiduría interna, estamos desconectados del Hara. El Hara nos conecta con nuestra intuición y sabiduría interna.
- Sensación de vacío o desconexión: Sentir un profundo vacío interior o una sensación de desconexión con la vida es una señal de que no estamos en el Hara. El Hara es un lugar de plenitud y conexión.
¿Cómo llegar al centro vital del hombre?
Llegar al centro vital del hombre es un proceso que implica una profunda transformación interior. No es un destino final, sino un viaje continuo de autodescubrimiento y crecimiento espiritual. Requiere práctica constante y autodisciplina, pero puede llevar a una vida más plena y consciente.
- Teniendo conciencia del corporal: Mantén una postura erguida al tiempo que relajada. Los pies firmemente plantados en el suelo. Dürckheim enfatiza la importancia de sentir tu cuerpo como un vehículo de experiencia y como el lugar donde se manifiesta tu ser.
- La respiración consciente: La respiración desempeña un papel valioso en la práctica del Hara. Dürckheim aboga por la respiración abdominal profunda, sintiendo cómo tu abdomen se expande y se contrae con cada respiración. Aquí, sin duda, cabe recomendar la práctica del rebirthing como una herramienta valiosísima para alcanzar el hara.
- Desciende la conciencia: Imagina que puedes mover tu conciencia desde tu cabeza hacia tu abdomen, justo debajo del ombligo. Este es el punto central del Hara. Concéntrate en esta área del cuerpo y permítete sentir su energía.
- La quietud interior: Practica la quietud interior a través de la meditación. Siéntate en silencio, presta atención a tu centro vital, y permite que tus pensamientos se aquieten. El psicoterapeuta alemán describe este estado como un «vacío fecundo» que permite una mayor percepción.
- Observación impersonal: Practica la observación de tus pensamientos y emociones desde una perspectiva desapegada. Reconoce tus patrones de pensamiento y emociones sin juzgar. Esto te ayudará a liberarte de las limitaciones autoimpuestas.
- Integrar la dualidad: Es importante abrazar tanto la luz como la sombra, reconociendo que ambas son parte de ti.
- Acción auténtica: Una vez que te hayas conectado con tu Hara y hayas alcanzado una mayor quietud interior, toma decisiones y actúa en tu vida cotidiana desde un lugar de autenticidad y presencia.