La constelación que se crea alrededor de la enfermedad grave abarca tantos aspectos y personas que precisa ser observada desde un pensamiento sistémico. Es necesario tomar una posición elevada y humilde para poder divisar todo el paisaje. Por ello, en este artículo, en todo momento me referiré a la persona que padece una enfermedad o que ha desarrollado una enfermedad. No utilizaremos el término, persona enferma. Porque si la vemos como una persona enferma, no alcanzaremos la visión elevada de la que hablamos.
Índice
La enfermedad es un síntoma, no es la persona.
¿Qué tener en cuenta a la hora de acompañar a una persona con una enfermedad grave?
Para acompañar a una persona con una enfermedad grave, hemos de tener en cuenta que el origen de la enfermedad reside en el Alma. Existe un desequilibrio entre cuerpo, mente y espíritu.
Por lo general, las personas se centran en la parte física y en la emocional, porque es algo más tangible. Sin embargo, y sobre todo en enfermedades graves, es la parte espiritual, el elemento importante a tener en cuenta a la hora de acompañarles.
Al observar desde esta perspectiva, el campo de visión es más específico y dispondremos de un paisaje más amplio. Tendremos más probabilidades de ayudar de manera efectiva y de conseguir, al mismo tiempo, que su efecto sea perdurable.
Aceptar que no siempre quieren ayuda
A veces, no quieren que les ayudemos, quieren transitar por la enfermedad solos. Están frustrados o tristes y no permiten la ayuda. Está bien, en cualquiera de los casos. Respetemos su espacio, sus tiempos y hagámosle saber que estamos ahí cuando nos necesite.
¿Qué decir a una persona que tiene una enfermedad si está receptiva a la ayuda?
Formularle preguntas abiertas con las que perciba que estás presente. Hacerlas con amor, con ausencia de todo juicio y que siente que te involucras, que no está sola/o en este proceso: ¿Cómo puedo ayudarte? ¿Qué necesitas?
Hacerle preguntas que les lleven al futuro, a que lo visualicen. Hay personas a las que les ayuda a tomar conciencia de lo que quieren y cómo. Puedes leer el artículo ¿Por qué nos cuesta tanto cambiar? Miedo al cambio en esta misma web, en él encontrarás cómo realizar visualizaciones y utilizarlo como guía.
También pueden ser muy útiles las preguntas que les conecte con sus deseos más profundos. En ocasiones olvidan sus sueños de la infancia, todo aquello que un día decidieron hacer y dejaron de lado.
¿Estoy preparado para acompañar a una persona en su enfermedad?
Acompañar a una persona en su enfermedad, será más fácil si estamos familiarizarnos con el lenguaje del Alma. Si somos conscientes de que somos algo más que un cuerpo físico y nuestro paso por este mundo tiene un propósito. De no ser así, ese acompañamiento puede hacer que nos enredemos en la telaraña del miedo.
El papel del Alma en una enfermedad grave
La enfermedad puede ser decisión del Alma, pudo ser ella quien planeó transitarla y superarla o transitarla y perecer a causa de ella. O puede ser que, la desconexión con el Alma, la incoherencia entre el pensar, sentir y hacer crease la enfermedad.
La función de dolor en una enfermedad grave
Hablar de la función que desempeña el dolor en una enfermedad grave, no es solo hablar del dolor físico o emocional, sino también del espiritual. Porque si somos realmente conscientes y honestos, es este último el que duele, el que estanca o retrasa la liberación. Por eso, es ahí donde se recomienda poner la atención a la hora de acompañar a alguien en su dolor. El dolor es el piloto rojo que nos indica que algo va mal, estuvo mucho tiempo en ámbar y no lo vimos.
La sanación de una enfermedad grave
Esperamos que la persona que padece una enfermedad grave, esté siendo acompañada por buenos profesionales que velen por su salud física e incluso emocional. Que hagan todo lo que está en sus manos para curar la enfermedad.
Cuando hablamos de sanar, no nos referimos solo a curar la enfermedad. Porque la sanación también es la comprensión de lo que pasa. Integrar esa información llena de paz y amor, el lugar que antes ocupó la rabia, la lucha y la negación. Y es aquí donde tu papel es importante, a veces, necesitan que se les acompañe en ese camino de conciencia.
Si la persona comprende, que eligió o generó la enfermedad ella misma, abre la puerta a la aceptación, a poder perdonarse y poder cambiarlo. Eso es sanación, independientemente de que la enfermedad física mejore, acabe o no.
¿Por qué no es bueno animarle a luchar contra la enfermedad?
Elegir las palabras acertadas que alivien el dolor a veces es complicado. En ocasiones, instamos a la persona que está enferma a luchar contra la enfermedad. Lo decimos sin reparar en la importancia de nuestras palabras. Damos por sentado que este es el destino o deseo de la persona. Además, ignoramos que cuando uno lucha se pone en la misma frecuencia que la enfermedad, que le da valor y fuerza y consigue el efecto contrario.
Tal vez, le pedimos que luche porque nos ponemos en su lugar y el miedo a nuestra propia muerte o a la suya nos invade. La muerte nos asusta tanto que no podemos dejar que entre cualquier otro pensamiento y ni siquiera somos conscientes de que mentimos diciendo que esa es la solución. Quizá nos cueste creer que exista otra solución, como por ejemplo aceptar.
Ojalá todos seamos capaces de crear el espacio y dispongamos de la sabiduría que se requiere para abrazar tales enseñanzas. (Paz López)